
¿Sabes si tu bebé está deshidratado?
La deshidratación es la pérdida de agua corporal y de sales minerales esenciales para la salud, por encima del 3 %.
Los bebés son especialmente vulnerables a las altas temperaturas. Debido a su fisiología, el porcentaje de agua de su cuerpo es mayor que el de un adulto (alrededor del 80%) y su equilibrio es mucho más débil, aumentando el riesgo de deshidratación, lo que conlleva una pérdida excesiva de líquido corporal.

El calor es una de las principales causas de deshidratación, especialmente en verano, pero también puede darse cuando el bebé ha estado con diarrea o vómitos continuados. Te contamos cómo reconocer los síntomas de deshidratación en el bebé, como prevenirlo y qué agua es la más saludable.
CAUSAS DE LA DESHIDRATACIÓN
Ingesta deficiente de líquidos
Esta situación puede darse al estar expuesto a altas temperaturas ambientales en combinación la falta de ingesta de agua, zumos, frutas o verduras que aporten a las personas la hidratación necesaria.
Si las altas temperaturas se combinan con un índice elevado de humedad, provocan una sudoración excesiva que crea el caldo de cultivo perfecto para que se produzca la deshidratación, especialmente en las personas mayores y los niños.
Sudoración excesiva
Enfermedades
Diarrea, vómitos, un exceso de orina o la fiebre puede desencadenar la deshidratación como efecto colateral.
POBLACIÓN DE RIESGO

Hay grupos de edades que tienen un mayor riesgo de deshidratación:
- Mayores
A medida que nos vamos acercando a la senectud las personas pueden ir perdiendo la sensación de sed que los lleva a tener una ingesta deficitaria de líquidos.
- Niños pequeños
Durante los tres primeros años de vida sufren con más asiduidad episodios de infecciones que desencadenan en diarrea o vómitos.
- Enfermos
Las personas afectadas por enfermedades crónicas como la diabetes, fibrosis quística o problemas renales suelen orinar más y necesitan una mayor ingesta de líquidos para no cursar un cuadro de deshidratación.
- Trabajadores físicos
Las personas que realizan trabajos pesados o desarrollan su actividad laboral al aire libre con temperaturas muy elevadas multiplican el riesgo de deshidratación.

- Deportistas
El ejercicio físico, especialmente en verano y al aire libre intensifica el consumo de agua corporal lo que nos exige estar muy pendiente de su reposición.
- Síntomas de la deshidratación
La deshidratación puede ser leve o lo suficientemente grave como para poner en peligro la vida de quien la padece. Los síntomas que nos advierten de su presencia son:
Adultos

- Sed intensa.
- Boca seca.
- Orinar y sudar poco.
- Piel seca.
- Cansancio anormal.
- Sensación de vértigo.
Bebés y niños pequeños
- Llorar sin lágrimas.
- Labios secos.
- Lengua pastosa.
- Somnolencia inusual.
- Irritabilidad.
- Ojos hundidos.
- No mojar pañales en tres horas.
- Fiebre.
Llame a urgencias o acuda directamente a un médico si entre los síntomas están:
- Falta de micción.
- Latidos rápidos.
- Respiración rápida.
- Desorientación.
- Pérdida del conocimiento.
Tratamiento
El paso principal para la deshidratación pasa por reemplazar los líquidos y electrolitos perdidos. En casos leves, se recomienda beber mucha agua combinados con frutas de alto porcentaje de líquidos. Si se han perdido electrolitos, las bebidas deportivas son una buena ayuda, en el caso de los adultos. Y para los pequeños, hay soluciones de rehidratación oral que puede comprarse sin receta.
Para los casos graves se requiere de tratamientos intravenosos en un hospital.
Claves para combatir la deshidratación

La prevención pasa por la ingesta de suficientes líquidos:
Adultos
- Tome dos litros diarios de agua en temporada estiva.
- Si hace ejercicio con calor evite las bebidas que contengan azúcar y cafeína.
- Beba zumos adicionales cuando haga calor o cuando esté enfermo.
- Acostumbre a los mayores a beber, aunque sea pequeños sorbos de agua de una botella que tenga siempre a mano, cada hora.
Niños y bebés
- Mientras que el bebé está alimentándose de leche materna no necesita la ingesta de líquidos, pero a partir del 6º mes, si continua la lactancia debe combinarse con ingesta de agua de forma independiente.
- Preparar una limonada casera con un litro de agua y el zumo de dos limones, una cucharada de bicarbonato de sodio y un poco de azúcar es muy efectivo para los pequeños.
- Se recomienda el uso de agua de calidad, libre de sustancias contaminantes y con un sabor agradable, como el Agua microfiltrada en tetrabrik de Agua de Aquí, para que a los niños les apetezca consumir agua y además lo hagan con un aporte extra de salud.
